Por Sergio Romero, Presidente, TIC y Profesor en Colegio Lagomar
Siempre me gustaron las matemáticas,
Eso de enunciar un teorema y que con las bases científicas que te daban se pudiese demostrar, me apasionaba. Era como resolver retos con las pistas que tenías. Me encantaba, y me encanta, ¡llegar a la solución! Aún en algunos ejercicios que hacemos, me emociono con la belleza de la precisión.
Un consejo inesperado que cambió mi perspectiva
Cuando estaba estudiando COU, le pregunté a Claudio, mi profesor de matemáticas, cómo era la carrera de Ciencias Matemáticas, ya que me estaba planteando estudiarla cuando acabara este curso.
Él, con buen criterio, intentó quitármelo de la cabeza. Me comentó que era una carrera muy difícil. Por raro que pueda parecer, no ves muchos números; es muy teórica, y la tasa de suspensos y abandono era enorme.
Sin embargo, yo tenía una perspectiva distinta. Veía que sólo tenía 3 horas de clase, de lunes a jueves, y la tasa de paro era prácticamente nula.
Si terminaba, encontraría trabajo seguro. Las empresas tecnológicas empezaban a emerger y elegían a físicos y matemáticos por su gran capacidad de abstracción y resolución de problemas complejos.
En ese momento, algo empezó a cambiar en mí. También comenzó a interesarme la informática, y algunas de las optativas que tuve los últimos cursos decidí cursarlas en esta materia.
Vi que existía una relación muy estrecha entre ambos campos.
El vínculo mágico entre matemáticas e informática
Resolver problemas matemáticos utilizando herramientas informáticas: representación gráfica de funciones, resolución de ecuaciones y sistemas, aproximaciones, cálculos, integrales, logaritmos y un largo etcétera nos ayudaron enormemente a comprender y a operar con la matemática. Descubrí la programación y un mundo lleno de posibilidades.
Para resolver problemas matemáticos podíamos utilizar ciertos recursos informáticos:
Y entonces llegó un descubrimiento clave. Poco después, la programación, fundamental para desarrollar el pensamiento computacional y nuestra capacidad de abstracción, me empezó a entusiasmar. Hasta tal punto que vi una posibilidad de desarrollo en mi vida profesional.
Compaginar teoremas y goles: mi vida entre dos pasiones
Así fue como pasé la carrera entre teoremas, corolarios y demostraciones que compaginaba con otra de mis pasiones: el fútbol.

Tuve la suerte de que el entrenador del primer equipo del Aranjuez, Ángel Jaráiz, se fijara en mí y contara conmigo para jugar en Segunda División B con tan solo 17 años.
Empezaba prácticamente a la vez una carrera en Ciencias Exactas y otra en el mundo “semiprofesional” del deporte.
Mi juventud pasó a toda velocidad. Entre autobuses, libros, viajes, campos de fútbol, clases particulares (que tenía que dar cuando nos dejaban de pagar), compañeros de facultad y de equipos, y buenos amigos, viví una etapa llena de aprendizajes.
Un giro inesperado: mi camino hacia la docencia
Después de terminar la carrera, me costó bastante encontrar trabajo.
Hice bastantes entrevistas, sobre todo en empresas de banca y tecnológicas, como consultor informático, pero no me entusiasmaba demasiado la idea de encerrarme en un despacho a “picar” código.
Todo cambió por una casualidad. Un día que estaba dando una vuelta por Aranjuez, me encontré con Pepe (fuimos compañeros en el instituto y nos llevábamos muy bien). Me contó que él y Marta estaban trabajando en un colegio en Valdemoro.
No había valorado seriamente la opción de trabajar como profesor, aunque siempre que había dado clases me hacía sentir muy bien. Al poco tiempo les pasé un currículum y, Ana Carmen y José Manuel, me hicieron la primera entrevista.
Lo que siguió fueron decisiones que marcaron mi vida. Varias entrevistas después y, tras hacer el máster de profesorado y valorarlo con mi familia, decidí entrar al colegio.
Más de dos décadas después: una decisión para toda la vida
Hoy, después de 22 años, creo que ha sido una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida.
Cada día agradezco la suerte que tengo. Trabajo en algo que me apasiona, confío plenamente en nuestro proyecto, que no es solo un proyecto profesional, sino que personalmente me enriquece y me hace crecer. Además, tengo compañeros que ya han pasado a ser más que amigos.
Un colegio donde alumnos, familias y profesores formamos una familia
Dentro de mi trayectoria en el colegio, he disfrutado de la docencia y he podido desarrollar todo lo aprendido sobre tecnología e informática (aunque seguimos formándonos continuamente en todos los ámbitos), trabajando como coordinador TIC.
Estos últimos años, he cambiado el rol y realizo funciones más ejecutivas y de gestión. Esto me ha permitido conocer mucho más a todas las personas que trabajamos en este proyecto y que formamos esta gran familia.
Pero lo que más importa es esto. En los distintos departamentos de orientación, profesorado, limpieza, cocina y comedor, piscina, secretaría, personal TIC y de RRSS, trabajamos para hacer del colegio un lugar donde nuestros alumnos y alumnas se sientan en las mejores condiciones para aprender, disfruten, jueguen y les permita crecer y desarrollarse para enfrentarse a un futuro incierto, pero con las mejores herramientas para afrontar todos los retos que les pueda deparar.
Sabemos que siempre podrán volver donde fueron felices. Siempre podrán regresar y encontrar un abrazo, una sonrisa, un café, recordar con añoranza y alegría momentos pasados, o simplemente contarnos cómo les va.
Gracias por leer hasta aquí y por ser parte de esta gran comunidad.